viernes, 24 de agosto de 2012

La vida está llena de detalles. De hecho, la mayor parte de la vida está formada por esos pequeños detalles de los que, probablemente, ni tú ni yo nos percataríamos. 
Es cierto que somos conocedores de algunos de esos detalles y que los conocemos a causa de nuestras propias experiencias. Pero también hay un trozo de vida en los detalles que no vemos. 
La vida también reside en detalles como los colores de una mariposa, la nota más grave del teclado de un piano, el enroque en una partida de ajedrez, la cola de un pavo real, el olor del perfume de una chica. 
Tú conoces los detalles de tus propias experiencias, por los cuales, ves cómo es el fragmento de vida que se te ha mostrado. 
Pero solo si fueras una mariposa sabrías que tus colores no son para que estés bonita; sino para asustar a tus predadores. Solo si fueras pianista sabrías que la nota más grave de un piano es un la y que su presencia es prácticamente absurda. Solo si fueras un aficionado al ajedrez sabrías que el enroque es un movimiento que te permite cambiar el rey y la torre de casilla y de qué manera se realiza. Solo si fueras un pavo real sabrías que la infinidad de ojos que tu cola lleva incrustados no son para ver mejor; sino para atraer a las hembras de tu misma especie. Solo si fueras una chica te echarías perfume intencionadamente... bien para salir con tu novio o para atraer al chico que te gusta. Solo tú sabes lo que harías tú porque has aprendido de los detalles que han impregnado tus experiencias. 
Poco a poco irás conociendo muchos de los detalles que la vida ha escondido para que los encuentres cuando llegue el momento de que lo hagas. No tengas prisa en encontrarlos, porque experiencia y tiempo... son hermanos... hijos de una vida que los conoce mucho mejor que tú y que yo. 



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