viernes, 24 de agosto de 2012

Forrest Gump nos enseñó que la vida es como una caja de bombones, porque nunca sabes lo que te va a tocar. Es cierto. Cada vez que, invadidos por una necesidad de crecimiento, abrimos la tapa de la vida, se nos muestran mil y una lecciones que culminan las enseñanzas de las experiencias. Para aprender, hay que experimentar primero. Es fácil entender la metáfora de Forrest Gump: destapar la vida es como destapar una caja de bombones. 
Como un niño, dotado con ganas de vivir experiencias didácticas nuevas, observaremos por encima todos y cada uno de los bombones de la caja, y nos lanzamos en busca del más apetitoso. Según las circunstancias en las que se encuentre el niño que llevamos dentro, nuestros ojos se verán afectados por los gustos que tengamos en ese momento, y se depositarán en un chocolate en concreto. 
Supón que estás contento, radiante, feliz, en un momento lleno de plenitud. A tus ojos les llama la atención un bombón redondo, recubierto por una capa de chocolate blanco y que en la parte superior tiene espolvoreadas unas diminutas virutas de chocolate con leche. Lo coges y te lo metes en la boca. Primero saboreas el chocolate blanco y las virutas. Pero cuando muerdes por primera vez el chocolate, te sorprende gratamente una almendra caramelizada en su interior. No te lo esperabas para nada. Sonríes entusiasmado y continúas con tu búsqueda. 
Tu entusiasmo te ha llevado a escoger otro bombón. Este es cuadrado y está recubierto por chocolate con leche. Al meterlo en la boca, esperas que te envuelva con su finura y su sabor dulce. Pero te extraña cuando saboreas algo fuerte y amargo: café. El bombón ha acabado dejándote un mal sabor de boca y una nube de amargura. Sabes que mezclar un bombón dulce con ese sabor no será buena idea; más bien, un auténtico desperdicio. Aunque tampoco quieres quedarte así. Enseguida buscas entre los bombones el que pueda ser el adecuado. 
Al final, optas por uno recubierto por una capa de chocolate negro, que sigue siendo amargo, pero distinto, afortunadamente. De repente, mientras lo masticas, un sabor a naranja se dispara en todas direcciones dentro de tu boca. No está mal. Es mejor que el de café. 
Y así puede continuar un largo etcétera. Puede que algún día vuelvas a recurrir al bombón de café. Y también es posible que entonces, te inspire otras sensaciones. ¿Quién sabe? La vida es tan variada... y nunca se sabe qué te puedes encontrar en una caja de bombones. 




La vida está llena de detalles. De hecho, la mayor parte de la vida está formada por esos pequeños detalles de los que, probablemente, ni tú ni yo nos percataríamos. 
Es cierto que somos conocedores de algunos de esos detalles y que los conocemos a causa de nuestras propias experiencias. Pero también hay un trozo de vida en los detalles que no vemos. 
La vida también reside en detalles como los colores de una mariposa, la nota más grave del teclado de un piano, el enroque en una partida de ajedrez, la cola de un pavo real, el olor del perfume de una chica. 
Tú conoces los detalles de tus propias experiencias, por los cuales, ves cómo es el fragmento de vida que se te ha mostrado. 
Pero solo si fueras una mariposa sabrías que tus colores no son para que estés bonita; sino para asustar a tus predadores. Solo si fueras pianista sabrías que la nota más grave de un piano es un la y que su presencia es prácticamente absurda. Solo si fueras un aficionado al ajedrez sabrías que el enroque es un movimiento que te permite cambiar el rey y la torre de casilla y de qué manera se realiza. Solo si fueras un pavo real sabrías que la infinidad de ojos que tu cola lleva incrustados no son para ver mejor; sino para atraer a las hembras de tu misma especie. Solo si fueras una chica te echarías perfume intencionadamente... bien para salir con tu novio o para atraer al chico que te gusta. Solo tú sabes lo que harías tú porque has aprendido de los detalles que han impregnado tus experiencias. 
Poco a poco irás conociendo muchos de los detalles que la vida ha escondido para que los encuentres cuando llegue el momento de que lo hagas. No tengas prisa en encontrarlos, porque experiencia y tiempo... son hermanos... hijos de una vida que los conoce mucho mejor que tú y que yo. 



lunes, 20 de agosto de 2012

Thriving Ivory - Runaway


Muchas cosas pueden influir en tus tomas de decisiones. No solamente cosas derivadas de tu propio criterio; el mismo curso de la vida puede hacerte cambiar de idea, las personas que te rodean... Muchos son los factores a los que has de escuchar. Tantos, que no serás capaz de complacer a todos, porque cada uno de ellos, es único. Entonces, llegamos a la conclusión de que al que realmente debes escuchar es a tu propio criterio, porque aunque no puedas complacer a todos, sientes que lo que haces es lo correcto. 
Hay personas a las que les resulta sencilla la toma de decisiones. Pero hay otras que no son capaces de admitir que no todos los factores aprobarán lo que decidan. 
Si eres una de esas personas,  te recomiendo que huyas de tu rutina diaria; que te liberes de las cosas que haces todos los días y hagas otras cosas; que te alejes de las caras que ves con más frecuencia. Vete a un lugar en el que te sientas bien contigo mismo. Quédate todo el tiempo que necesites y ordena tus prioridades. Y acabarás llegando a la conclusión más acertada. En esta vida, todos somos fugitivos... todos necesitamos huir de algo, así que hazlo sin temor a nada, que estás en tu derecho... como todos los demás. 



sábado, 18 de agosto de 2012

Nadie debería influir, en el mal sentido, en tu manera de pensar y de sentir. Nadie tiene derecho a hacerte cambiar en su propio beneficio. 
Tienes tanto derecho como los demás a decidir lo que quieres y lo que no, lo que harás y lo que no, aquello por lo que lucharás y aquello por lo que no. Y si a los demás no les gusta la idea, es su problema. No tienes por qué ser un vestido creado a partir del criterio de otros para que estén guapos ellos. 
El pensar lo que piensas y el sentir lo que sientes te convierte en una pieza entre un millón, sin la cual, sería imposible completar el puzzle. 
No escuches a nadie que intente cambiarte. Porque nunca encontrará a nadie como tú.