domingo, 22 de julio de 2012

El viajero se detuvo ante la bifurcación. Era ya mayor y siempre había sabido decidir sabiamente qué caminos tomar ante sus dificultades. Estaba a punto de llegar a su destino: La Ciudad Dorada... Un lugar del que le habían hablado desde la infancia... Un lugar hermoso donde todos los sueños de los hombre se hacían realidad. 
El viajero pertenecía a una familia humilde... humillada por otras de mejor rango social... y abrumado por estas humillaciones, decidió dirigirse a La Ciudad Dorada. Hacía muchos años que no veía a su familia... Los había dedicado exclusivamente a su viaje. 
Estaba cansado y se detuvo a descansar sobre el césped que bordeaba el camino. Sus ojos se depositaron en la señal. La Ciudad Dorada se encontraba en algún punto del camino que brotaba hacia la derecha; un camino perfectamente adoquinado y sin ninguna clase de baches. Hacia la izquierda también brotaba un camino... pero ninguna señal invitaba a atravesarlo y estaba poblado de piedras, agujeros y otras imperfecciones. Se sintió aliviado de no tener que tomar ese camino tan poco frecuentado. 
Entonces, sacó de su bolsa una foto en blanco y negro... en ella aparecían los rostros de sus padres, los de sus dos hermanos pequeños y el suyo propio... Los echaba mucho de menos... pero se decía a sí mismo que antes de reencontrarse con ellos debía llegar a La Ciudad Dorada... y conseguir el respeto de los demás hacia su familia...
- ¿Quiénes son? - preguntó una voz próxima a él. 
- ¿Quién es usted? - respondió el viajero al individuo que tenía delante. Este sonrió. 
- Tiene gracia que no lo sepas. 
El viajero lo miró con cara de extrañeza; pero tuvo que reconocer que aquel hombre le resultaba familiar... no sabía por qué...
- ¿Quiénes son? - volvió a preguntar el recién llegado.
- Mi... familia - dijo el viajero dudoso...
El individuo le hizo un gesto para que le entregara la foto. Este se la dio... aun dudoso...
- ¿Sabes que las fotos de ahora son en color?
- Sí... lo sé... es de hace mucho...
- Comprendo... - dijo él observando la foto - Y... ¿sabes qué ha sido de ellos?
El viajero se sobresaltó ante esta pregunta. 
- Pues... a decir verdad... hace muchos años que no los vuelvo a ver...
- ¿Por qué?
- Pues porque... porque... me dirijo a La Ciudad Dorada...
- ¿Para qué?
- Para conseguir un mejor rango social para mi familia...
- ¿Para qué necesita tu familia mejor rango social?
- Para que sea respetada por las demás familias...
El individuo pensó por un momento... mientras el viajero comenzaba a sentir algo extraño en su interior...
- ¿Para tu familia es importante ese rango?
- Sí.
- ¿Para ti lo es?
- Sí.
- ¿Más importante que tu familia misma?
El viajero lo miró con lágrimas en los ojos. El poder de convicción de aquel extraño personaje le había proporcionado un enorme malestar. 
- ¿Qué te da la certeza de que una vez en La Ciudad Dorada encontrarás un camino de vuelta a casa?
- Nada.
- Entonces... vuelve a casa antes de que sea demasiado tarde... para ellos y para ti... Te estás perdiendo muchas cosas de tu familia... Lo que importa no es el rango social de una familia... sino la unión entre todos los miembros de la misma... Si te separas de tu familia... corres el riesgo de perderlos para siempre... Aún estás a tiempo...
Y señaló el camino pedregoso que parecía no llevar a ningún sitio... El viajero no dudó ni un solo instante a aventurarse en él... pero antes de continuar, se dio media vuelta y le preguntó al individuo...
- ¿Quién eres? - este sonrió. 
- Alguien a quien te has negado a escuchar durante mucho tiempo... Tú mismo...


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