Hoy quiero hablaros sobre la muerte. Es un tema que siempre me ha parecido delicado para tratar y difícil para entender. Y además, un tema que, a mí al menos, me inspira mucho respeto... y por supuesto, del que no se puede hablar muy a la ligera. Pero tal y como lo he hecho hasta ahora en todas las entradas de este blog, me gustaría compartir mi opinión con vosotros...
La vida es un regalo por sí sola. Todos hemos recibido regalos alguna vez. Cuando alguien nos regala algo, no me atreveré a decir que es lo primero que hacemos pero, valoramos lo material de ese regalo... Por ejemplo, una caja de bombones: Valoramos la caja, el chocolate. Pero este regalo tiene su "muerte" porque algún día la caja de bombones se acabará - probablemente estarás pensando que existen regalos que pueden durar mucho tiempo; pero para que el círculo invisible que hace funcionar al mundo así lo haga funcionar así, la obsolescencia programada se encarga de que nada material en este mundo dure para siempre... - Aplicando el ejemplo a la vida, llega un momento en el que se acaba... o en otras palabras: morimos.
Pero yo creo, y es una de las cosas que más me fascinan del ser humano, que en el momento en el que nos hacen un regalo no solo lo apreciamos de forma material; el hecho de que una persona nos haya hecho un regalo, sea cual sea, nos hace sentir que somos especiales para ella. Y no solo eso: el sentimiento que nos inspire el regalo también depende de la persona que nos lo haya hecho, por mal que suene. No es lo mismo un regalo hecho por mi mejor amigo que por mi padre. No voy a entrar en distinciones, estoy segura de que lo entendéis; el problema mayor es aplicar este simple ejemplo a la vida y la muerte...
Son muchas las personas que no son conscientes de que la vida es un regalo hecho con amor... y son esas mismas personas las que no la viven con intensidad... porque no la valoran como un regalo que pretende hacerlos sentir especiales. Y por si no ha quedado claro en las entradas anteriores, a partir de ahora, en el caso de que no te sientas así, quiero que tú - sí, tú - te sientas especial... y solo por existir... porque es motivo más que suficiente para que seas especial. Ahora bien... ¿nuestra existencia halla su fin en la muerte? Es libre pensar... Pero yo, desde mi punto de vista particular, diría que hay cosas mucho más fuertes que la muerte; cosas que la pueden superar y que no le permitirán extinguir la existencia por completo. Si se nos ha dado la vida con amor... ¿tiene algún sentido que este amor se pierda en una tumba... un ataúd? Es el amor quien nos hace seguir vivos, quien nos da un motivo para estar donde estamos... para ser especiales. Y es ese amor quien nos hace seguir vivos después de la muerte. Y te preguntarás... ¿Por qué...? ¿Quién nos hace ese regalo?
......................... No lo sé. Muchos solucionaron ese problema llamando Dios a ese ser. Pero aprovechando que no sabéis quién es... pensad que es la persona que más os quiere la que os ha dado los motivos para vivir y para ser especiales.
Después de todo esto, ¿qué es la muerte? Un motivo más por el que la vida es especial... Porque la finaliza... Y aunque no sepas quién es ese ser que te ha regalado la vida, piensa, que si no se acabara... no te lo podría volver a regalar... para seguir demostrándote lo especial que eres... Y puedo justificar el hecho de que se regalan muchas vidas diciendo que la vida de cada uno es diferente... esa vida que habitamos desde nuestro propio yo...
Por si no te ha servido nada de lo que haya dicho aquí... dame una segunda oportunidad. Si tuvieras que elegir entre morir y no nacer... ¿qué elegirías? Piénsalo bien... y te darás cuenta de que no nacemos para morir después... somos obra de algo tan grande que no podemos ni verlo... Amor... Y el día en que te vayas de este mundo ese amor seguirá arropándote... aunque no tengas cuerpo ni boca para contarlo.
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