La esencia de las cosas reside en lo que son. No en lo que fueron... o en lo que serán.
Hay personas que se encierran en un pasado que los condena a no avanzar... a no seguir viviendo... su sentido está en algo que no está... y corren el riesgo de perderlo, porque llegará el momento en el que se darán cuenta de que no existe... y en consecuencia... se percatarán de que ellos mismos están fuera de lugar... ajenos al mundo real que vivimos...
Otras personas se encierran en la idea de que su objetivo se llevará a cabo allá... en algún lugar del lejano futuro... y se dedican a prepararse para el gran momento... ¿qué pasará si ese momento no llega nunca... o si no es lo que realmente esperaban?
Es cierto que el pasado es la historia que se cuenta... y el futuro son las increíbles previsiones que se intentan hacer... a simple vista, parece que el presente solamente es un mero y estúpido microsegundo que está porque tiene que estar... Pues es precisamente ahí donde se encuentra la esencia de las cosas... en ese microsegundo que ESTÁ... el pasado no está... estuvo... el futuro no está... estará... el presente está... y es en él donde se analizarán las historias del pasado... donde se harán planes para el futuro... pero también donde se vive... donde se piensa... donde se siente... donde se viven experiencias nuevas en circunstancias que están constantemente cambiando porque vives...
Es durante un microsegundo donde puedes disfrutar la suavidad de un beso... la calidez de un abrazo... el rubor producido por una sonrisa ajena... el ardor de una herida... el dolor que te produce un sentimiento en concreto... un microsegundo... eso es el presente que estás pisando... la realidad que vives... ahora...